Hamburger Anzeiger - Tras las guerras, la amarga realidad del trabajo infantil en Irak

Tras las guerras, la amarga realidad del trabajo infantil en Irak
Tras las guerras, la amarga realidad del trabajo infantil en Irak / Foto: AHMAD AL-RUBAYE - AFP

Tras las guerras, la amarga realidad del trabajo infantil en Irak

Haydar Karar apenas tiene 13 años, pero ya hace cinco que aprende el oficio de carpintero con su tío en Bagdad. Como él, muchos niños iraquíes castigados por la pobreza y los conflictos se ven forzados a trabajar desde pequeños.

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Cotidianamente desde los ocho años, Haydar barre o mueve las vigas en el taller de su tío, de 8 a 17 horas.

"Debido a una pelea, me echaron de la escuela", reconoce el adolescente de complexión menuda. La familia decidió entonces que aprendiera este oficio "para construir mi futuro y casarme", explica.

Inclinado sobre una silla de madera, lija con papel los reposabrazos y el respaldo. También coloca caballetes metálicos antes de mover grandes tablas que lo doblan en tamaño.

Con este trabajo gana menos de 20 dólares semanales, pero suficientes para cubrir sus necesidades y las de su hermana. Debido a una caótica historia familiar, él se aloja en casa de otro tío.

Como él, otros niños son aprendices de mecánico o peluquero, camareros en cafés de shisha o basureros, pero también limpiadores de parabrisas o vendedores de pañuelos en las intersecciones de las ciudades.

En Irak, el trabajo infantil cada vez está más extendido. A pesar de la riqueza en hidrocarburos del país, casi un tercio de los 42 millones de iraquíes viven en la pobreza, según la ONU.

- "En crecimiento constante" -

Después de décadas de conflicto, Irak trata de construir un semblante de estabilidad tras derrotar en 2017 a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), en una enésima guerra que provocó importantes desplazamientos de población.

También padece las consecuencias de una corrupción endémica que vacía las arcas públicas y de políticas gubernamentales inadecuadas para luchar contra la precariedad.

"El trabajo infantil está en crecimiento constante", reconoce Hasan Abdel Saheb, responsable de esta carpeta en el ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que cita como causas "las guerras, los conflictos y los desplazamientos, en particular en las provincias invadidas por el EI".

"Numerosas familias fueron privadas de sus medios de subsistencia, las madres se vieron forzadas a dejar a los niños trabajar para ayudar a incrementar los ingresos del hogar", explica.

Las provincias más afectadas son Nínive, cuya capital es el antiguo bastión yihadista de Mosul, Bagdad y Kirkuk (norte), según un estudio de su departamento.

Abdel Saheb recuerda que la ley iraquí prohíbe el trabajo de menores de 15 años, bajo riesgo de multa o de pena de cárcel que puede superar los seis meses.

Para combatir esta problemática, las autoridades ofrecen subsidios a los más desfavorecidos que van de 96 a 250 dólares en función del número de niños.

- "Mi familia me necesita" -

"Pobreza" y "desigualdad económica" forman parte de los principales factores que "empujan a muchos niños a trabajar", afirma de su lado el portavoz de Unicef en Irak, Miguel Mateos Muñoz.

Su organización trabaja con las autoridades de Bagdad, pero también del Kurdistán autónomo (norte) para "construir un sistema de protección social" y ayudar a "estos niños a salir de la pobreza", asegura.

También tienen previstos programas para "consolidar las competencias y la educación de los niños y retrasar su entrada al mercado laboral después de los 18 años", dice.

El Comité Internacional de Rescate advirtió de un "aumento alarmante" del trabajo infantil, particularmente en Mosul, donde la reconstrucción tras la ocupación y la guerra contra el EI se demora.

Alrededor del 90% de los hogares sondeados en esta ciudad septentrional "tienen un niño o más que trabaja", aseguró la ONG a finales de 2022 tras interrogar 411 hogares y 265 niños.

Un 75% de estos menores tiene un empleo "informal y peligroso, en la recogida de basura, chatarra o en la construcción", indicó la ONG.

En un taller de Bagdad, Mohanad Jabbar, de 14 años, fabrica los tamices usados en la construcción a cambio de seis dólares diarios.

Trabaja desde los siete años, al igual que su hermano mayor, para ayudar a sus padres a satisfacer las necesidades de una familia de siete miembros.

"Me gustaría estudiar y convertirme en ingeniero", dice cándidamente. "Pero mi familia me necesita".

M.Schneider--HHA