Hamburger Anzeiger - Última vuelta de pista para un fabricante malasio de rickshaws

Última vuelta de pista para un fabricante malasio de rickshaws
Última vuelta de pista para un fabricante malasio de rickshaws / Foto: Mohd RASFAN - AFP

Última vuelta de pista para un fabricante malasio de rickshaws

En un taller malasio de cerca de un siglo de antigüedad y lleno de neumáticos, un hombre de pelo blanco inspecciona su rickshaw con pedales, casi terminado.

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Choo Yew Choon es un veterano fabricante de bicitaxis y se cree que es el último en ejercer este oficio en peligro de extinción en la isla de Penang, al norte de Kuala Lumpur, la capital de Malasia.

Pese a qué no tiene nadie que le releve, este hombre de 66 años tiene la intención de jubilarse.

Los rickshaws con pedales son taxis propulsados por la fuerza de las piernas y antes circulaban tanto por todo Malasia como en numerosos países de Asia.

Su popularidad disminuyó a medida que los medios de transporte modernos fueron ganando terreno y la región se fue desarrollando.

"Planeo trabajar hasta los 70 años y luego jubilarme", explica Choo a la AFP en su taller lleno de herramientas.

"Se necesita mucha energía para hacer un rickshaw con pedales", indica.

Como casi no hay demanda para usarlos como medio de transporte, los últimos pedidos del malasio están destinados a la decoración o a coleccionistas.

- Tres o cuatro por año -

Choo Yew Choon representa la cuarta generación de una familia que lleva un siglo fabricando rickshaws.

A finales de la década de 1980, Choo tomó la sucesión de su padre, que abandonó esta actividad por razones de salud.

Si bien ya sabía cómo acoplar los neumáticos cuando era adolescente, tuvo que aprender el arte de construir desde cero los marcos de metal de estos vehículos.

La estructura de acero de los rickshaws es curva y hay que soldar las piezas una por una. Luego se añaden los asientos de madera y las piezas de fábrica, como los bujes y cadenas.

Trabajando sin descanso, Choo afirma poder construir un rickshaw en 20 días, pero la mayoría de sus creaciones toman alrededor de seis semanas.

Produce entre tres y cuatro al año, que vende por 7.500 ringgits (1.700 dólares) cada uno.

"No soy sentimental, es solo un trabajo", comenta cuando le preguntan cómo se siente después de haber terminado de fabricar un vehículo.

En Penang quedan unos 130 rickshaws, distintos a los que se ven en el estado de Malacca, al suroeste del país, donde estos vehículos son apreciados por los turistas.

Los conductores de rickshaws de Malacca están sentados delante de los pasajeros, mientras que en Penang pedalean detrás.

Ninguno de los hijos de Choo está interesado en estos vehículos viejos, que requieren mucho trabajo de mantenimiento y cuyas piezas de repuesto son difíciles de encontrar.

¿Planes para la jubilación? "Quizás vaya a casa de mi hijo o de vacaciones", responde con una sonrisa.

P.Garcia--HHA