Aumenta en Chipre la hostilidad a los extranjeros
"Como vean que eres extranjero, te van a pegar". Una ola de hostilidad antimigrantes recorre la isla de Chipre, donde las sospechas apuntan a grupos de extrema derecha.
A comienzos de mes, cientos de personas encapuchadas, armadas de cócteles molotov, atacaron tiendas y restaurantes regentados por extranjeros en la ciudad de Limasol, en el sur de esta isla mediterránea.
"Estaba con una vecina y me dijo que me fuera: 'Como vean que eres extranjero, te van a pegar'", recuerda Mohamed el Basaraty, un egipcio de 38 años que lleva un restaurante en Limasol y tuvo que esconderse detrás de su local poco antes de que llegaran los manifestantes.
En su memoria resuena "el ruido del vidrio quebrándose" y "el olor a humo" que dejaron esos manifestantes al atacar su restaurante.
A Chu Thi Dao, una mujer vietnamita de 35 años, le saquearon su local de comestibles, abierto junto al mar después de muchos años de trabajo duro. El video en el que se la ve llorando después del ataque se volvió viral.
Y como ella, muchos de los comercios atacados pertenecían a personas que huyeron de conflictos o de condiciones económicas difíciles, para instalarse en Chipre hace años.
"Quería una vida mejor para nosotros", cuenta a AFP su hija Flora, de 17 años. "Y yo quiero quedarme aquí y vivir con mi madre y mi familia", añade entre sollozos.
Algunos observadores creen que bajo las capuchas se escondían miembros del partido de extrema derecha Elam, creado inicialmente por inspiración del partido neonazi griego Amanecer Dorado, ilegalizado por ser considerado una organización criminal. Elam negó su implicación en los hechos.
La posición del partido contra la inmigración le ha granjeado apoyos en la isla, y su líder, Christos Christou, quedó en cuarta posición en las elecciones presidenciales de febrero, con un 6% de los votos.
- "Fuera, fuera" -
Chipre, miembro de la Unión Europea y la zona euro, está dividido desde 1974, cuando Turquía invadió el tercio norte de la isla en respuesta a un intento de golpe de Estado de nacionalistas grecochipriotas, que querían unirse a Grecia.
La República de Chipre, que sólo ejerce su autoridad en la parte sur, dice estar "en primea línea" en la ruta de los migrantes que tratan de alcanzar por mar la UE.
El ataque a los extranjeros en Limasol se produjo en un contexto de violencia contra los migrantes en esta isla, cuyas autoridades afirman que los demandantes de asilo representan más del 5% de los 915.000 habitantes de la parte sur.
Pocos días antes del saqueo, la policía había detenido a 21 personas tras unos enfrentamientos entre chipriotas y migrantes cerca de la ciudad costera de Pafos, donde las autoridades habían empezado a expulsar a unos sirios de un complejo de apartamentos en el que residían irregularmente.
En los videos difundidos en redes sociales podía verse a hombres pertrechados de barras metálicas, gritando "¡fuera, fuera!".
- "Pogromos" –
En Limasol, los extranjeros dicen que no fueron suficientemente protegidos. "Eran más de 600. ¿A cuántos detuvo la policía? ¿Sólo a 13?", se pregunta Adel Hasan, un egipcio de 76 años.
El jefe de las fuerzas del orden, Stelios Papatheodorou, reconoció en el Parlamento que la reacción fue "lenta".
El politólogo Yorgos Charalambous apunta por su lado a un "discurso de odio" normalizado en el espectro político local, que según él ha creado una atmósfera propicia a este tipo de ataques, que califica de "pogromos".
La violencia "nunca ha vivido semejante escalada", abunda Corina Drousitiou, coordinadora del Consejo Chipriota para los Refugiados.
Drousitiou achaca el aumento del sentimiento antimigrantes a las medidas de las autoridades, que han multiplicado los esfuerzos por enviar a los migrantes irregulares a otros países.
"El lenguaje empleado en las declaraciones oficiales (...) ha sido manifiestamente xenófobo", afirma la responsable".
El gobierno chipriota se defiende no obstante. "En ningún caso las autoridades han usado una retórica racista", dijo Elena Fysentzou, portavoz del ministerio del Interior, que acusa a "cuentas anónimas" de sembrar zizaña en redes sociales.
F.Carstens--HHA