China promociona la conflictiva región de Xinjiang como paraíso de deportes de invierno
La vasta región china de Xinjiang ha ocupado titulares como epicentro de supuestos abusos de los derechos humanos. Pero China busca que sea reconocida como un paraíso para practicar deportes de invierno.
Como organizadores de los Juegos Olímpicos de Invierno, las autoridades comunistas de China han declarado su intención de transformar su incipiente industria de deportes de invierno en un negocio de 157.000 millones de dólares y han otorgado a Xinjiang un papel estelar.
Esta aspiración choca con las acusaciones de grupos de derechos humanos conforme más de un millón de personas en esta región occidental, hogar de la minoría musulmana uigur, están detenidas en campos de internamiento y trabajos forzados.
Estados Unidos y algunos parlamentos occidentales acusan de "genocidio" a Pekín, que niega todas las acusaciones y reprocha a sus críticos la "politización" del deporte.
Mientras, numerosos medios estatales publican informaciones de una "fiebre del esquí" en Xinjiang, acompañadas de imágenes de jóvenes urbanos adinerados tomándose selfis en ropa de esquí frente a las montañas nevadas de la región.
El número de estaciones de esquí en el país se ha cuadruplicado desde que la candidatura de Pekín ganó la asignación de los Juegos Olímpicos. Solo en Xinjiang se han erigido 72.
Los medios estatales publicaron múltiples reportajes con lugareños disfrutando en el hielo y ensalzando a jóvenes atletas de las minorías étnicas de la región.
En una publicación, un videobloguero de la minoría uigur visita "feliz e ilusionado" un nuevo parque de snow en una desértica zona del sur de Xinjiang.
Incluso, una joven esquiadora de fondo uigur fue elegida como coprotagonista del último relevo de la antorcha en la ceremonia de apertura del viernes.
A nadie se le escapó el componente político de la elección de unas autoridades que coreografían minuciosamente su imagen en la escena internacional.
"La política de China de desarrollar con vigor los deportes de hielo y nieve y promover la salud de la población está beneficiando a gente de todos los grupos étnicos", dijo esta semana el portavoz del ministerio de Exteriores, Zhao Lijian.
"También muestra que los miembros de diferentes grupos étnicos son todos parte de una gran familia", añadió.
- ¿La cuna del esquí? -
La portadora de la antorcha, Dinigeer Yilamujiang, procede de la montañosa prefectura Altay de Xinjiang.
Análisis de datos satelitales del Instituto Australiano de Política Estratégica sugieren que esa zona alberga hasta 12 centros de detención construidas durante la represión del gobierno central.
Pero Pekín busca promoverlo como la cuna del esquí, con académicos chinos defendiendo que dibujos prehistóricos hallados en cuevas de Altay muestran que esta práctica existía en esta región hace 10.000 años.
De todos modos, los arqueólogos han encontrado pruebas de esquís primitivos en numerosas sociedades prehistóricas en el mundo.
Las autoridades aseguran que alrededor de 300 millones de chinos han practicado deportes de invierno desde la asignación de los Juegos de Pekín, una cifra que ha sido repetida con entusiasmo por el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.
Algunas estimaciones apuntan que China está en camino de convertirse en la mayor nación de esquí del mundo, también favorecida por sectores de la población que ascienden socialmente y se ven confinadas dentro de sus fronteras por el coronavirus, indicó el analista deportivo Mark Dreyer, ubicado en China.
Promover Xinjiang como destino de deportes de invierno "permite marcar todas las casillas: deportiva, económica y política", dijo.
- "Una especie de Disneyland" -
La mayoría de las estaciones de esquí de Xinjiang se encuentran en zonas con diversidad étnica cerca de las fronteras con Rusia, Kazajistán y Mongolia.
Seis atletas de Xinjiang participan en los juegos, uno de ellos uigur y otros tres kazajos.
Grupos de derechos humanos temen que China ensalce estos atletas de minorías étnicas para blanquear los abusos en la región, sumándose a los esfuerzos de propaganda para mostrar Xinjiang como un atractivo destino turístico.
Pekín también quiere promover la unidad étnica y la asmiliación cultural entre las minorías de sus regiones fronterizas.
"El gobierno chino ha promovido el turismo en Xinjiang, convirtiendo la región en una especie de Disneyland en la que los habitantes son despojados de su identidad y opinión", denunció Maya Wang, de Human Rights Watch.
"Los turistas se encuentran con una curada experiencia preparada por el Estado", añadió.
Un responsable local dijo al diario China Daily que la región ofrece turismo, deportes de invierno y "experiencias folclóricas".
El consultor Laurent Vanat, que asesoró al gobierno local en la construcción de estaciones de esquí en Altay en 2019, concedió que hay "señales de éxito" en la industria de la región, pero opinó que permanecerá como "un mercado nicho".
En su opinión, la pobre infraestructura disuadirá a los turistas, con una conectividad aérea, una disponibilidad de pistas y unas condiciones climáticas mucho peor que los grandes centros europeos, dijo a AFP.
Los expertos también señalan que la cuestión de los derechos humanos puede lastrar los sueños de Pekín de convertir Xinjiang en un centro turístico internacional, dado que los deportes de invierno son especialmente populares en países occidentales que han criticado a China por este asunto.
"Los países que están más aliados con China pueden pasar por alto los temas de Xinjian, pero no son países de esquí", dijo Dreyer. "Tendrá que ser 100% enfocado al mercado interno", añadió.
F.Schneider--HHA