Ucrania provoca en Europa una ola de sentimientos antirrusos, sobre todo contra Putin
Una ola de sentimientos antirrusos crece en Europa tras el ataque a Ucrania, con múltiples incidentes registrados en varios países, pero las acusaciones y los insultos tienen sobre todo como destinatario al presidente Vladimir Putin y no a la nación rusa.
En el célebre restaurante ruso "Skamiejka" de Varsovia, los correos electrónicos y los mensajes de odio, a veces ilustrados con fotos macabras, llegan masivamente desde el inicio de la guerra, sumados a llamadas telefónicas anónimas que invitan a la persona que responde a "largarse de ahí".
La dueña rusa del lugar, Tamara Rochminska, que vive en Polonia desde hace 41 años, publicó en su página Facebook --adornada con una bandera ucraniana-- una declaración invitando a los interlocutores anónimos a abstenerse, precisando que sus empleados ucranianos estaban muy afligidos.
"Recuerden, por favor, que Rusia y los rusos no son la misma cosa que Putin y sus veleidades imperialistas" agregó.
Durante las numerosas manifestaciones en Varsovia contra la guerra en Ucrania, ante la embajada rusa, los periodistas de la AFP han observado sobre todo eslóganes y pancartas contra el presidente Putin, comparado a Hitler.
El dirigente ruso es objeto del mismo trato en Alemania, Austria o República Checa, donde abundan las consignas en inglés "Stop war, stop Putin" o "Fuck Putin".
En Alemania, la prensa señala varios incidentes rusófobos, pero de limitada gravedad: en Renania del Norte-Westfalia (oeste), fueron destrozadas las ventanas de una tienda de productos rusos, un restaurante no quiso recibir a clientes con pasaporte ruso en Baden-Wurtemberg (sudoeste), y en Múnich (sur) una mujer médico rechazó a pacientes rusos.
En los dos últimos casos, los protagonistas alemanes acabaron por pedir disculpas.
Por su lado, la embajada rusa denunció en su página internet un "fuerte aumento" de incidentes contra ciudadanos rusohablantes.
- "Guerra absurda" -
En República Checa la prensa informó de casos de alumnos rusos insultados en las escuelas primarias y secundarias.
"Los rusos que viven en Chequia a menudo no están de acuerdo con el régimen de Putin, y no deberían ser víctimas de ninguna agresión", reaccionó el ministro del Interior, Vit Rakusan.
En todo caso, el célebre "helado ruso" --un helado de vainilla en medio de dos barquillos-- ha sido rebautizado como "helado ucraniano" por la marca Prima.
El clima es más tranquilo en Reino Unido, salvo la sugerencia del parlamentario conservador Roger Gale de que todos los rusos deberían ser expulsados del territorio nacional.
La situación es diferente en los países bálticos, anexionados por la URSS hasta 1990, y en Georgia, donde Rusia intervino militarmente en 2008, que cuentan con importantes minorías rusohablantes.
En Georgia algunos agentes inmobiliarios rehúsan alquilar viviendas "a los agresores rusos y bielorrusos", y circulan numerosos grafitis antirrusos.
En Lituania, aunque no ha habido incidentes graves, la ministra del Interior, Agne Bilotaite, fue el martes a visitar a la comunidad rusa del puerto de Klaipeda, donde un sacerdote ortodoxo le dijo que varios de sus fieles, sobre todo personas mayores que no hablaban el lituano, "tenían miedo".
"Hubo vecinos que atacaron a mis vecinos, fue horrible", dijo el sacerdote.
En Estonia, la asociación de propietarios de armas propuso que los permisos de porte de armas sean suspendidos para los residentes con pasaporte ruso, pero el ministerio del Interior rechazó la idea al explicar que tal medida solo se justificaría en caso de amenaza para la seguridad pública.
En Eslovaquia, un memorial sobre la Segunda Guerra mundial apareció con pintadas de azul y amarillo, los colores de la bandera ucraniana. La embajada de Rusia en Bratislava denunció este "acto de vandalismo".
Pero para el ministerio eslovaco de Exteriores, este gesto es solamente un llamado a poner fin a esta "guerra absurda".
U.Smith--HHA