Italia usa fondos europeos para salvar a sus pueblos abandonados
Los callejones están en silencio y los gatos rondan entre las casas abandonadas del pueblo italiano de Calascio, donde la vista desde los muros del castillo es tan espectacular que podría ayudar a rescatarlo.
Para hacer revivir la comunidad, las autoridades locales apuestan por la restauración de las ruinas y el turismo con 20 millones de euros (22 millones de dólares) de un plan europeo de recuperación poscovid, del cual Italia es la primera beneficiaria con 191.500 millones de euros previstos en el período 2021-2026.
Calascio, encaramado en la ladera de la montaña y rodeado por los conos nevados de los Abruzos al este de Roma, es uno de los 21 pueblos en proceso de abandono escogidos para beneficiarse de una donación total de 420 millones de euros propuestos por el gobierno de Mario Draghi.
Algunas voces, sin embargo, cuestionan la competencia de estos pequeños municipios para gestionar tales sumas antes del plazo de 2026. En el caso de Calascio, la suma representa 154.000 euros por habitante.
En varias regiones, ese proyecto de alcance nacional ha creado tensiones entre los pueblos seleccionados y los que quedaron al margen, suscitando temores de despilfarro y fraude.
El alcalde de Calascio, Paolo Baldi, descarta esas preocupaciones. "Nosotros queremos hacer revivir el pueblo", explicó a AFP este exguía de montaña originario de Roma, quien restauró en 1993 una casa abandonada y se instaló con su familia.
Calascio, que otrora fue próspera gracias al comercio de lana, pasó de 2.000 habitantes a inicios del siglo XX a 130 en la actualidad, casi todos ancianos. Durante los meses de invierno quedan solo 70 residentes.
El poblado registró solo tres nacimientos los últimos 12 años y no tiene tienda de comestibles ni escuela.
- Pastores y quesos -
En cambio, su castillo antiguo que atrae a unos 100.000 turistas por año, sigue allí y el alcalde pretende destinar una buena parte de los fondos, poco más de 4,6 millones de euros, a la reparación de los daños causados por un mortal sismo en 2009.
Los fondos serán invertidos también en crear empleos y atraer nuevos visitantes, con unos 7,5 millones de euros para desarrollar infraestructura hotelera en varias casas abandonadas de la localidad, y otro millón para un museo.
Los residentes esperan que tales proyectos atraerán a familias jóvenes que emprenderán nuevas actividades.
"¿Sabe usted cuál ha sido el mayor evento en Calascio este año? El nacimiento de un bebé", comentó a AFP Walter Zara, un vecino.
El ministro de Cultura, Dario Franceschini, cuenta con ese tipo de proyecto para relanzar el turismo en las regiones necesitadas, especialmente en el empobrecido sur, y liberar la presión en destinos al borde de la asfixia como Venecia, cuyos habitantes enfrentan un turismo masivo.
"La verdadera riqueza de Italia reside actualmente en estos pequeños pueblos", consideró Baldi, quien destacó que varios de ellos actualmente en declive podrían convertirse en "una fuerza que levanta la economía".
Calascio cuenta con un centro de formación de pastores para enseñarle a los más jóvenes el arte de acompañar a los rebaños en el pasto durante la época de calor.
Los fondos serán destinados también a aumentar la producción de queso. La región está muy orgullosa del Marcetto, un queso tradicional hecho con gusanos vivos que hacen que su pasta sea más suave gracias a sus ácidos gástricos.
Domenico Ciccone, de 78 años, quien comenzó su carrera de pastor con apenas diez años, se muestra escéptico ante la posible influencia de la medida para atraer a los jóvenes hacia este oficio.
Su hijo y su esposa le ayudan con el rebaño, pero a falta de una generación joven de pastores para el próximo verano, se vio obligado a vender gran parte de su ganado.
"Es un oficio difícil, hay que amarlo. No es posible ausentarse para una fiesta, un domingo, si el tiempo está malo", explicó a AFP.
"Un chico de 20 años que se ocupa de ovejas todo el día no tendrá muchas oportunidades con las mujeres", dijo bromeando.
H.Graumann--HHA