El cómico convertido en presidente al frente de un país invadido
Durante mucho tiempo, Volodimir Zelenski arrastró la imagen de un excómico de la televisión elegido presidente de Ucrania casi por casualidad. Pero ahora está al frente de un país bajo ataque, después de que Rusia invadiera a su vecino el jueves.
A Zelenski, de 44 años, le toca presidir Ucrania a la hora del enfrentamiento más grave entre el Kremlin y las potencias occidentales desde el final de la Guerra Fría, hace más de tres décadas.
Primero vio cómo Rusia rodeaba su país con más de 150.000 soldados, a pesar de los llamamientos de Washington y otros países para que se retiraran.
Luego vio cómo Rusia reconocía la independencia de dos repúblicas rebeldes en el este ucraniano, Donetsk y Lugansk.
Y finalmente, el jueves, vio cómo Rusia lanzaba un ataque a gran escala, con explosiones que se escucharon en todo el país en las primeras horas de la mañana después de que el presidente ruso Vladimir Putin confirmara una "operación militar".
Zelenski aplicó rápidamente la ley marcial y apeló a sus aliados occidentales, llamando a la unidad europea tras hablar con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de Francia, Emmanuel Macron.
Más tarde, anunció que Ucrania rompía relaciones con Rusia.
- "No lo ha hecho tan mal" -
En 2019, Zelenski dirigió su carrera presidencial como una broma. Saltó a la fama interpretando a un profesor grosero que llegó a presidente después de que un alumno suyo grabara y colgara en internet su profana diatriba contra la corrupción.
La comedia vespertina se convirtió en un gran éxito en un país atrapado en un cambio cataclísmico. La revolución prooccidental de 2014 echó al líder respaldado por el Kremlin y trajo unos nuevos dirigentes que tuvieron que lidiar con un creciente conflicto en el este y una economía al borde del colapso.
Los ucranianos vieron al presidente de la comedia lanzar bromas ordinarias a su mujer o pedalear hacia su trabajo con una asustada cara de pánico. El personaje captó la emoción del momento y le ofreció a Zelenski una pequeña fortuna.
Después derrotaría al presidente saliente Petro Poroshenko, hundido por distintas crisis, con más del 70% de los votos.
Algunos ciudadanos se preparaban para lo peor. Los críticos lo comparaban a otras celebridades entrados en política como el italiano Silvio Berlusconi o el estadounidense Donald Trump.
Su temprana decisión de incluir en su equipo miembros de su productora televisiva tampoco ayudó a construir confianza.
Las primeras apariciones de Zelenski con otros líderes mundiales parecían forzadas, poco naturales.
"Creo que nuestros socios internacionales tuvieron problemas para lidiar con él. No está a su nivel", dijo la analista política ucraniana Mykola Davydyuk.
"Se mueven en niveles muy altos que él no puede alcanzar, no puede entender", añadió.
Pero algunos diplomáticos occidentales parecen haber sucumbido a su encanto. "No lo ha hecho tan mal, para ser honesto", dijo uno de ellos.
"Tiene un trabajo imposible. Está atrapado, bajo presión de rusos y estadounidenses (...) Ha mostrado compostura", indicó esta fuente.
- Momento definitorio -
El pulso con Rusia por el deseo ucraniano de ingresar a la OTAN -una aspiración escrita en su Constitución pero muy improbable en las próximas décadas- puede definir la presidencia de Zelenski para los años venideros.
Llegó al poder tratando de abrir líneas de comunicación con Vladimir Putin para poder resolver el sangriento conflicto separatista en el Donbás que ha costado 14.000 vidas.
Los dos celebraron una cumbre en París meses después de la elección de Zelenski que el dirigente ruso describió como un "paso importante".
Pero Zelenski llevaba un guión distinto en su comparecencia posterior. "Mis interlocutores han dicho que es un muy buen resultado para un primer encuentro. Pero seré honesto, ha sido muy poco", dijo.
Las relaciones entre ambos se han ido deteriorando desde entonces.
Putin acusó al gobierno de Zelenski de "discriminar" a los rusohablantes y de renegar de sus promesas pasadas de solucionar el conflicto en el este del país.
P.Garcia--HHA