Hamburger Anzeiger - En Filipinas, el poder queda en familia

En Filipinas, el poder queda en familia
En Filipinas, el poder queda en familia / Foto: Ted ALJIBE - AFP

En Filipinas, el poder queda en familia

Si el hijo del antiguo dictador filipino Ferdinand Marcos gana las elecciones presidenciales del 9 de mayo, no será el único Marcos con un cargo en el poder. Y casi seguro que tampoco será el último.

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Un grupo de familias han copado la élite de este pobre país del Sureste Asiático, aferrándose durante generaciones al poder a base de repartir favores, comprar votos o recurrir a la violencia.

Los analistas aseguran que este sistema se ha vuelto más perverso en las décadas posteriores al levantamiento popular que depuso al dictador Marcos y forzó a su familia al exilio.

Nuevas dinastías se han atrincherado en política, socavando la competición electoral, entorpeciendo el desarrollo económico y agravando la desigualdad.

"El poder engendra poder. Cuanto más están en el poder, más poder acumulan y más poderosos se vuelven", asegura Julio Teehankee, profesor en la Universidad de La Salle en Manila.

El archipiélago ha engendrado unas 319 familias dinásticas desde que era una colonia estadounidense en la primera mitad del siglo XX, afirma este experto.

Decenas se han marchitado pero, en 2019, miembros de al menos 234 de estas dinastías ganaron puestos electos en las elecciones de mitad de mandato, añade.

Estas sagas han emergido en una democracia feudal y corrupta, con partidos débiles, fragmentados en clanes y plagados por las deserciones.

Pero el poder no es estático. Las familias pueden crecer y caer, y luego volver.

- "Equipo Marcos" -

Es el caso de los Marcos.

Tras la caída del dictador en 1989, la familia volvió a su bastión tradicional de Ilocos Norte y llamó a las puertas de sus fieles para asegurarse posiciones cada vez más altas.

A los 64 años, Ferdinand "Bongbong" Marcos Jr. está a punto de ofrecer a la dinastía el puesto más importante: la presidencia.

Pero la familia pretende también ganar todos los puestos clave de Ilocos Norte.

En las próximas elecciones en mayo, hay más de 18.000 cargos en juego en todo el país.

Al lanzar su campaña en la capital provincial Laoag, la familia posó junto a un cartel con el lema "Equipo Marcos" frente a miles de seguidores.

El hijo mayor de Marcos Jr busca ser elegido como uno de los dos congresistas de esta provincia de granjas de tabaco y maíz. El otro está en manos de su primo.

Su sobrino (el hijo de su hermana senadora Imee) compite para ser elegido como gobernador y la viuda de su primo es la vicegobernadora en ejercicio.

Marcos Jr dijo a AFP que la familia no es una dinastía, pero su primo Michael Marcos Keon, que busca un segundo mandato como alcalde de Laoag, está en desacuerdo.

"Todo es dinástico", dijo Keon, de 67 años, que también ocupó el cargo de gobernador después de que Marcos Jr llegara al límite de tres mandatos, una táctica habitualmente usada para mantener los puestos dentro de la familia.

"No estaría aquí hoy si no fuera un Marcos", reconoció.

- "La familia es primordial" -

El control de los Marcos en Ilocos Norte es "típico" de muchas provincias en el país, afirmó Ronald Mendoza, decano de la Escuela de Gobierno Ateneo de Manila.

Y la influencia de estos clanes crece.

Un 80% de los gobernadores pertenecen a "grandes dinastías", familisa con dos o más miembros en el poder al mismo tiempo, comparado con el 57% en 2004, indicó.

El número de escaños de estas familias en la Cámara de Representantes subió del 48 al 67% desde 2004 y el número de alcaldías ha aumentado un 40%.

Con su hija como favorita para ganar la vicepresidencia, el presidente saliente Rodrigo Duterte dijo que había "cumplido" con su tarea.

"Tengo una mujer compitiendo para la vicepresidencia, un hijo para congresista y otro para alcalde. Estoy satisfecho", afirmó.

Aunque este tipo de dinastías políticas existen en otros países, los analistas aseguran que su poder en Filipinas es de los más elevados en el mundo.

Los esfuerzos para reducir su influencia han sido en vano a pesar de que la Constitución de 1987 obliga al Congreso a prohibirlas.

"No puedes esperar que una cámara llena de dinastías apruebe una legislación antidinástica, es como pedir a Drácula que vigile un banco de sangre", comentó Teehankee.

Michael Marcos Keon admitió que el sistema no es democrático, pero difícil de cambiar.

"Así es la política aquí", dijo en su oficina, rodeado de imágenes de la familia, incluidas del exdictador. "La familia es primordial".

H.Beehncken--HHA